jueves, 18 de mayo de 2017

Museo Arqueológico y Paleontológico de Deán Funes

Funciona en la ciudad desde 1994 en una antigua casona de tipo semirural del siglo XX utilizada para actividades culturales. En él se encuentra uno de los ejemplares de Gliptodonte mas grandes encontrados de esta especie prehistórica.



Deán Funes- En el día de Los Museos vamos a hablar del Museo Arqueológico y Paleontológico de Deán Funes, que se encuentra ubicado en una antigua casona de tipo semirural del siglo XX utilizada para actividades culturales, cerca del Balneario Municipal.
Este Museo funciona en la ciudad desde el 10 de julio del año 1994, por iniciativa del entonces intendente Hugo Bellina.
En el lugar se encuentran fósiles que se encontraron en la zona. El museo muestra elementos de la presencia de la cultura Ayampitín y Sanavirones que habitaron la región que hoy denominamos Córdoba Norteña.
El lugar ubicado en calle Bv San Juan s/n está abierto al público en general para ser visitado de lunes a viernes, en horario corrido de 8 a 18 hs.
 Esta es una buena oportunidad para hacer conocer este patrimonio cultural a veces desconocido para los mismos habitantes de Deán Funes y de la región.
Al respecto, el Dr Lincoln Urquiza, Director de este espacio reconoció que: "la gran Mayoría de los visitantes son argentinos de otros puntos de la provincia y extranjeros de América y Europa".
En sus vitrinas podremos ver puntas de flechas, proyectiles, cuchillos de piedra, conanas, morteros, collares, maderas fosalizadas e improntas vegetales en piedra, cerámica y restos de arqueología urbana. Pero el mayor atractivo son dos gliptodontes recuperados, un Panochtus Tuberculatus de 4 m de longitud y un Sclerocaliptus de 2,30 m de longitud. Muchas de estas colecciones pertenecen al destacado investigador e historiador apasionado por la paleontología Dr Lincoln Urquiza y aportes del Instituto Antropológico de Córdoba.
El espécimen de Gliptodonte Panochthus Tuberculatus, de alrededor de 4m de largo y de 2 tonelada de peso que allí se exhibe, fue encontrado en el año 1991 por el Dr Urquiza, cerca del lecho de un río seco en la cercanía de Chuña.
Para su extracción de los restos en el medio del monte contó con la colaboración los geólogos Silvana Urquiza y el geólogo Carlos Console de la Universidad Nacional de Tucumán y un grupo de colaboradores.
Estos animales prehistóricos habitaron en toda la República Argentina en el Pleistoceno, perteneciente a la megafauna del Pleistoceno que está emparentado con los actuales armadillos, aunque era de un tamaño mucho mayor. Eran herbívoros, consumían entre 500 a 800 kg de vegetales, eran muy difícil ser atrapados por otros animales porque en señal de defensa se metían dentro de su coraza, pero con la llegada del hombre eran indefensos y eran cazados por sus flechas causa probable de su extinción. Tenían una caparazón con forma de media cáscara de huevo formado por algunas plaquitas en formas hexagonales y redondeadas, debajo de él se encerraba el cuerpo del animal con un robusto esqueleto.
En el año 1993 ya terminado el proceso de recuperación y mantenimiento, era inminente la necesidad de un lugar donde poder exponerlo, entonces se crea el Museo Arqueológico Paleontológico donde el Dr Lincoln es nombrado director y aporta su colección personal de piezas arqueológicas encontradas en la zona.
La primera casa del museo fue en el radio céntrico para luego trasladarse a la vieja casona del año 1920 de la familia Mizzau, donde funciona en la actualidad el museo. Dentro de un ambiente donde la naturaleza y la imponente arboleda que cubre el predio te predispone a un viaje en el tiempo, que continúa cuando se pone los pies en esa antigua casa de particular arquitectura donde los vestigios del pasado, la historia del norte cordobés y el encuentro impactante de los restos fosilizados de este gigante expuesto en la sala principal de más de 70 mil años, más la historia de una civilización en las vitrinas del museo, restos de la cultura primitiva Ayapitín del aproximadamente 6000 años, que en un principio eran nómades, se alimentaban de granos, frutos de estación y de la caza, que con el conocimiento de la agricultura y darse cuenta que podían sembrar y así producir su alimento se volvieron sedentarios, fueron los antiguos habitantes de esta región.
Se calcula que antes de la llegada de los españoles a Sudamérica en estas zonas habitaban Sanavirones y un poco más para la zona de Ongamira habitaba los Comechingones que también podemos ver el legado de su paso por estas tierras.

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