martes, 8 de febrero de 2011

Tierra del Fuego: Escribe David Carlos Pellicer (Miembro del Foro del Atlántico Sur)…

Una de las grandes deudas geopolíticas de la argentina: La conexión marítima entre la Provincia de Santa Cruz y la Provincia de Tierra del Fuego.
Las últimas noticias son elocuentes. Una protesta en territorio chileno dejó varados a más de mil argentinos – en algunos casos sin agua ni comida- imposibilitándolos de acceder a la mitad oriental de la Tierra del Fuego.
Nuevamente nos sobreviene la palabra clave que tanto tienen en su mente los Fueguinos: Aislamiento. Y uno se pregunta: ¿Cuántas obras no tan necesarias se han llevado a cabo en otras latitudes?. ¿Cuántos y cuáles subsidios tendrían  que eliminarse?. ¿Cuánto dinero ha pagado y paga la “patria indemnizadora”?.
Sin duda, la obra a la que nos referimos se constituye en una gran deuda geopolítica que con el paso del tiempo no termina de saldarse. Las víctimas: argentinos que viven en el extremo sur del continente y aquellos turistas nacionales o internacionales que dependen de los avatares del país trasandino (esa dependencia implica: peajes, aduana, controles de todo tipo, gastos dinerarios y de tiempo que son difíciles de mensurar). La desidia de los distintos gobiernos nacionales ha sido total. Los gobiernos provinciales: cómplices por omisión de un reclamo popular.        
Todos tendrían que hacer sentir su voz: Desde el ámbito deliberativo por excelencia: el Congreso de la Nación hasta las instancias de defensa del Ciudadano, por ejemplo el Defensor del Pueblo de la Nación.
Para entender mejor la problemática, léase cómo es la odisea de un fueguino que quiere llegar en automóvil a Buenos Aires: 80 kilómetros al norte de Río Grande está San Sebastián, por donde se cruza la frontera y se entra en Chile, aduana y migración mediante. Luego deben hacerse otros 140 kilómetros (de los cuales cien son de ripio) hasta la barcaza de bandera chilena que es el único medio que cruza el estrecho de Magallanes. Eso demanda, además, un pago de más de  25 dólares y una media hora de travesía, siempre que el tiempo lo permita. Y luego, ya en territorio continental, deben recorrerse otros 58 kilómetros de carretera chilena hasta conectar con la ruta 3 argentina, en Monte Aymond, desde donde –tras una nueva revisión de aduana y de migraciones – habrá que hacer otros 54 kilómetros hasta Río Gallegos.
En total, hay que cruzar cuatro controles fronterizos. Y todavía, si el viaje es de sur a norte, desde la capital santacruceña hasta Buenos Aires, habrá que transitar otros 3000 kilómetros. Más o menos tres días de viaje y un dineral en combustible y comidas, si todo va bien.
La idea de unir al sur santacruceño y el norte de la Tierra del Fuego Argentina  resurgió hace pocos años. La nueva iniciativa señalaba que las cabeceras terminales estarían ubicadas en Cabo Espíritu Santo y Cabo Vírgenes. Otras de las posibilidades reemplaza a este último accidente por la Punta Dungeness. El tramo entre estos dos puntos es de 18 millas náuticas, es decir, comprende unos 32 kilómetros de distancia.
HAY QUE REAVIVAR ESA INICIATIVA LO ANTES POSIBLE.
Pero, la máquina de impedir en que hemos convertido a nuestro país ha dejado todo en agua de borrajas. Y esa inacción no hace más que incentivar la irritación que producen las absurdas políticas de transporte –que ni siquiera eso son, pero de algún modo hay que llamarlas– de la continuidad gubernamental 2003-2011. Que al igual que todos los anteriores gobiernos, en más de un cuarto de siglo de democracia, no entendieron ni entienden que sin buenas redes de comunicación y eficientes servicios de transportes no hay desarrollo posible. Se proclama que el turismo crece, lo que es ilusorio e insostenible, ya que ha crecido solamente gracias a los buenos precios comparativos internacionales, lo cual es absolutamente coyuntural.
¿Y por dónde pasaría la solución?
En un país donde todo se solucionaba y soluciona con subsidios, endeudamiento,  presencia de funcionarios venales y corruptos, procesos de  privatización espurios y cuestionados, estatizaciones sospechadas, hay que tratar de recrear una solución que respete los intereses nacionales y sea superavitaria. No le agreguemos más gasto al Tesoro Nacional. Traslademos lo que hoy ganan los chilenos a nuestro erario público y en su caso, a nuestro sector privado.
En primer lugar, se puede recrear un sistema de concesión de ferrys que transporten personas, vehículos y mercaderías que no necesiten transitar por aguas chilenas y que sí lo hagan por aguas argentinas, reafirmando nuestra presencia en el muy apetecido Atlántico Sur.
En segundo lugar, activar una aerolínea regional que cubra vuelos propios de las provincias patagónicas de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Destinos muy concurridos no faltan: Puerto Madryn, Rawson, Trelew, Esquel, Puerto Deseado, Rio Gallegos, Calafate, Rio Grande, Ushuaia, etc. El rol más destacado lo tendría que cumplir el BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior) cuya meta es fomentar la inversión productiva y el comercio exterior de empresas argentinas,-intento nunca logrado- de suplir al  hoy desaparecido BANADE (Banco Nacional de Desarrollo).
En tercer lugar, evaluar fortalezas y debilidades de instalar en la zona infraestructura portuaria para buques RO-RO. Este acrónimo proviene del término inglés Roll On/Roll Off, con el cual se denomina a todo tipo de buque o barco, que transporta cargamento rodado, tanto automóviles como camiones.
Cuando además transporta pasajeros son descritos con el nombre técnico de Ro – Pax. Aunque popularmente a los buques de pasaje de transbordo rodado se les conoce como ferrys, mencionados en la primer propuesta del presente.
Los Ro-Ro a menudo tienen rampas construidas en el barco o fijas en tierra que permiten descargar el cargamento (roll off) y cargarlo (roll on) desde el puerto. En contraste, los contenedores «lo-lo» (lift on-lift off, algo así como, levantar y bajar, necesitan una grúa para cargar y descargar el cargamento.
A los buques que transportan únicamente automóviles se les suele denominar Car Carriers. El más grande en servicio en la actualidad es el MV Mignon, que pertenece y es operado por Wallenius Wilhelmsen Lines de Suecia, puede transportar cerca de 7.200 coches.
Tal vez, se podría llevar a cabo un sistema integrado de buques ro-ro, ro-pax, lo-lo y car carriers.
Mi propuesta sería llamar a una licitación internacional, cuyos oferentes deberían presentarse con socios locales a fin de concesionar por un plazo prudencial de tiempo y respetando la oferta que sostenga el menor precio para los usuarios de los servicios antes mencionados.
Conclusión: La República Argentina tiene grandes deudas geopolíticas para consigo misma. Detrás de cada deuda existe una cuota de desidia, pero también existen intereses creados que asociados a funcionarios corruptos impiden su consecución:
-La radarización completa del país. -La canalización del río Bermejo. -La derogación de la ley de Minería. -La demarcación del campo de hielo continental en la frontera argentino-chilena en la provincia de Santa Cruz. -La construcción de varios puertos de aguas profundas. -La finalización de la Central Nuclear Atucha II. -La eliminación de todas las pistas clandestinas que posee el interior del país,  articulada con una decidida y eficaz lucha contra el narcotráfico que ya ha penetrado en distintos estamentos de la política, fuerzas de seguridad y armadas. -La revisión de la deuda externa ilegítima. -Reestablecer el Juicio de Residencia a todo aquel que finaliza su función pública.
Estas y muchas más deudas tienen quienes administran los destinos de la República para con quienes integramos la Nación Argentina.
En el presente, traté de describir y aportar soluciones para un gran tema nacional: El aislamiento de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Humilde aporte, pero aporte al fin.

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