Villa Tulumba - La colcha artesanal creada por Doña Celestina Caminos y adquirida en el año 2004 por la Secretaría de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Villa Tulumba esta siendo exhibida en todo el país en la “Muestra Federal de Artesanías del Bicentenario”, que reúne a más de ochenta piezas que representan a todas las provincias argentinas.
Esta valiosa pieza artesanal ha sido expuesta ya en las provincias de San Juan, Catamarca, la Rioja, Ciudad de Neuquén y desde el 17 de diciembre será exhibida en el Museo de Ciencias Naturales de la Ciudad de Córdoba, para luego pasar a la Ciudad de Cosquin.
Su creadora Doña Celestina “Genoveva” Caminos
Doña Celestina, como habitualmente se la conocía en la Villa, (aunque su verdadero nombre era Genoveva), nació en Tulumba en el año 1919. Los primeros misterios del telar se los trasmitió su abuela cuando ella tenía aproximadamente 15 años. Los restos de este antiguo telar, donde los palos por donde pasaron “kilómetros” de lana, muestran los surcos dejados por el traquetear de los tejidos hechos a lo largo de por lo menos cien años, lo posee la Secretaría de Cultura y Turismo que lo adquirió a sus familiares.
En una nota que la Revista “La Ventana” del año 1998, Doña Genoveva comentaba:
“…En las épocas de trabajar duro, la telera tejía de lunes a sábado: Trabajaba todo el día, todos los días – rememoraba con entusiasmo- me levantaba a la mañana, hacía la limpieza de la casa y me venía al telar…suerte que la tenía a mi mamá, así que la comida no tenía que preocuparme – explica- Dejaba el trabajo sólo para comer…era una media horita de descanso, y vuelta otra vez a tejer, hasta la siete de la tarde…según la estación del año, clara…en invierno tenía que dejar a las cinco…en cuanto se ponía oscuro…”
“…En las épocas de trabajar duro, la telera tejía de lunes a sábado: Trabajaba todo el día, todos los días – rememoraba con entusiasmo- me levantaba a la mañana, hacía la limpieza de la casa y me venía al telar…suerte que la tenía a mi mamá, así que la comida no tenía que preocuparme – explica- Dejaba el trabajo sólo para comer…era una media horita de descanso, y vuelta otra vez a tejer, hasta la siete de la tarde…según la estación del año, clara…en invierno tenía que dejar a las cinco…en cuanto se ponía oscuro…”
Uno de los motivos preferidos era la de estampar flores de brillantes colores en sus colchas. En su casa se criaban ovejas, Genoveva las esquilaba con sus propias manos. En otra época, la lana se compraba recién esquilada. Ella aprendió todos los secretos del telar:
“A la lana hay que lavarla, escardarla, y luego se la hila – nos explica- Una vez hilada, hay que volver a lavarla. Y recién ahí se la tiñe…”
Doña Genoveva Caminos…de sus manos han salido alfombras y colchas que partieron hacia distintos puntos del país, un pedazo de historia de nuestro pueblo que vuelve hoy con uno de sus excelentes trabajos ha ser exhibidos en una importante Muestra de la Nación.
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