El Santo Padre invitó a todos los fieles del mundo, a rezar cada día el Santo Rosario, durante todo el mes mariano de octubre y a unirse así en comunión y penitencia, como pueblo de Dios, para pedir a la Santa Madre de Dios y a San Miguel Arcángel que protejan a la Iglesia del diablo, que siempre pretende separarnos de Dios y entre nosotros.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede comunicó que el Santo Padre invitó a todos los fieles del mundo, a rezar cada día el Santo Rosario, durante todo el mes mariano de octubre y a unirse así en comunión y penitencia, como pueblo de Dios, para pedir a la Santa Madre de Dios y a San Miguel Arcángel que protejan a la Iglesia del diablo, que siempre pretende separarnos de Dios y entre nosotros.
En los últimos días, antes de su partida a los Países Bálticos, el Santo Padre se reunió con el padre Fréderic Fornos SJ, director internacional de la Red Mundial de Oración por el Papa, y le pidió que difundiera su llamamiento a todos los fieles del mundo, invitándoles a terminar el rezo del Rosario con la antigua invocación "sub tuum praesidium", y con la oración a San Miguel Arcángel, que protege y ayuda en la lucha contra el mal.
La oración –afirmó el pontífice hace pocos días, el 11 de septiembre, en una homilía en Santa Marta, citando el primer libro de Job-, es el arma contra el Gran acusador que "vaga por el mundo en busca de acusaciones". Sólo la oración puede derrotarlo. Los místicos rusos y los grandes santos de todas las tradiciones aconsejaron, en momentos de turbulencia espiritual, protegerse bajo el manto de la Santa Madre de Dios pronunciando la invocación "sub tuum praesidium".
La invocación "Sub Tuum Praesidium" dice lo siguiente:
"Sub tuum praesidium confugimus Sancta Dei Genitrix. Nostras deprecationes ne despicias in necessitatibus, sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo Gloriosa et Benedicta".
[Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!].
Con esta solicitud de intercesión, el Santo Padre pide a los fieles de todo el mundo que recen para que la Santa Madre de Dios, ponga a la Iglesia bajo su manto protector, para defenderla de los ataques del maligno, el gran acusador, y hacerla, al mismo tiempo, siempre más consciente de las culpas, de los errores, de los abusos cometidos en el presente y en el pasado y comprometida a luchar sin ninguna vacilación para que el mal no prevalezca.
El Santo Padre también pidió que el rezo del Santo Rosario durante el mes de octubre concluya con la oración escrita por León XIII:
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén".
El padre Fornos explica la petición del Papa
El padre Frédéric Fornos SJ, explicó en entrevista para Vatican News, la importancia de sumarnos a la petición de Francisco.
El padre Frédéric Fornos SJ, explicó en entrevista para Vatican News, la importancia de sumarnos a la petición de Francisco.
"Esta petición llega ahora, en particular, tras estos últimos meses donde la Iglesia vive situaciones difíciles, entre ellas, han aparecido con mucha más fuerza que antes, abusos sexuales, abusos de poder y de conciencia por parte de clérigos, personas consagradas y también laicos; sumando así divisiones internas. Y ciertamente, muchos católicos piensan que es un momento difícil de confusión donde se escuchan cosas que pueden sorprender, incluso horrorizar".
"Cosas que son favorecidas por el mal espíritu, como dice San Ignacio de Loyola, "el mortal enemigo de la naturaleza humana", es decir; el enemigo que quiere destruir nuestro interior», explica el padre Fornos destacando que en la tradición cristiana el mal tiene diversas figuras como la de satanás, que en hebreo significa el adversario; o el diablo que viene de la palabra griega diabolos, "el acusador, el que divide, el que siembra discordia".
En la Biblia, se encuentran muchas figuras como estas para ayudarnos a percibir la realidad del mal, "hablamos del seductor del mundo, el padre de la mentira, que nos ataca y encuentra complicidades en nuestro corazón", añade el director de la Red Mundial de Oración del Papa, afirmando que vivimos "dentro de un combate espiritual en el cual la Iglesia está desde un inicio y en el que cada uno de nosotros está involucrado, ya sea en su vida personal, espiritual y comunitaria".
"Como vemos el mal se manifiesta de varias maneras y la misión de evangelización de la Iglesia se hace más difícil, incluso se va desacreditando"-asegura nuestro entrevistado- destacando que parte de ello se debe a nuestra responsabilidad al dejarnos llevar por las pasiones que no nos abren a la verdadera vida, entre ellas: la riqueza, la vanidad y el orgullo.
"En la tradición bíblica, se encuentran muchas figuras como estas para ayudarnos a percibir la realidad del mal, hablamos del seductor del mundo, el padre de la mentira, que nos ataca y encuentra complicidades en nuestro corazón "
"Son los escalones por los cuales quiere arrastrarnos el mal, el cual es un seductor. Trayendo pensamientos e intenciones buenas... poco a poco va llevando a la persona a sus perversas intenciones, como la discordia y la mentira", argumenta Fornos.
Por otra parte, el sacerdote jesuita hace hincapié en que el papa Francisco nos recuerda en su Carta al Pueblo de Dios, del 20 de agosto del 2018, que «si un miembro sufre, todos sufren con él… cuando experimentamos la desolación que nos producen estas llagas eclesiales, con María nos hará bien instar más en la oración (S. Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, 319), buscando crecer más en amor y fidelidad a la Iglesia».
Frente a esta situación el pontífice pide que todos los católicos y todos los fieles, recemos de manera intensa y especialmente cada día del mes de octubre, el Santo Rosario, para que la Virgen María, "quien siempre estuvo a los pies de la cruz de Jesús y no se dejó vencer por el miedo", ayude a la Iglesia en estos momentos de dolorosa dificultad; a la vez que invocamos el poder del Arcángel San Miguel, "jefe de los ejércitos celestes y protector de la Iglesia".
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