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En
odontología, los llamados “malos hábitos” son conductas frecuentes que pueden
causar algún tipo de daño en la salud bucal de las personas y que generalmente
hacen su aparición de forma temprana, ya en la infancia.
Se
cuentan entre ellos los llamados “malos hábitos de succión”.
Carolina
Isla, directora del Instituto Odontológico Provincial, explica que, en el bebé,
el hábito de succión está asociado a la necesidad de obtener alimento y
ejercitar las funciones básicas del sistema bucal.
“Sin
embargo, hay ocasiones en que esta necesidad no queda satisfecha, ya sea porque
el niño no mama lo suficiente del pecho materno o porque la mamadera es
inadecuada. Una buena tetina en la mamadera supliría la necesidad de usar un chupete
adicional como ejercitador”, afirma la profesional.
No hay
que inducir el uso indiscriminado de chupetes. Lo recomendable es utilizarlos
sólo para tranquilizar al bebé y retirarlos una vez que el niño se queda
dormido.
El
chupete más adecuado es el de goma blanda, que se colapsa totalmente al chupar.
Debe usarse hasta los dos años de vida, según recomienda Isla. Más allá de esta
edad podrían presentarse alteración en la mordida del niño, en cuyo caso se
hace necesaria la visita al odontólogo para evaluar la interrupción del mal
hábito.
Interposición
de la lengua
Otro de
los malos hábitos frecuentes y que deben decidir a los padres a acudir pronto
al dentista, es la interposición de la lengua entre los dientes superiores e
inferiores.
“Se da
con mucha frecuencia el caso de niños que presentan la imposibilidad de juntar
los dientes superiores e inferiores al momento de cerrar la boca, lo que
acarrea dificultades en la pronunciación de los sonidos de las letras D, T y
S”, agrega la especialista.
Mejorar
los hábitos alimenticios
De más
está decir que la familia y la escuela juegan un rol preponderante en la
construcción de los hábitos saludables del niño. Por esto, la titular del
Instituto Odontológico sugiere a los mayores:
·
Fomentar el consumo de agua potable por
sobre las bebidas gaseosas.
·
Prescindir, en la medida de lo
posible, del uso de chupete durante varias horas.
·
Nunca mojar el chupete en miel o azúcar
y entregárselo al niño para tranquilizarlo, pues esto lo acostumbra al sabor
dulce.
·
La caries es una enfermedad infecciosa,
por lo que mamás, papás o cuidadores no deben limpiar el chupete en su boca si
éste ha caído al suelo para posteriormente dárselo al bebé, porque de esta
manera comparten las bacterias del adulto.
·
Evitar el consumo de alimentos después
del cepillado de dientes, especialmente después del cepillado nocturno, ya que,
durante la noche, disminuye el flujo de saliva, y con esto la capacidad
protectora que ésta posee.
·
No retribuir con dulces un buen
comportamiento. Preferir las frutas frescas, una palabra amable, un juego
compartido.
·
No debemos acostumbrar al bebé a
quedarse dormido/a con la mamadera en la boca, especialmente si ésta es
preparada con mucha azúcar.
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